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Diario de Jaime

TALLER 2012-13, con Jaime Guerrero Genicio

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TALLER 2011-12 (bajo estas líneas: Diario de Jaime, fotos y colaboraciones)

ENTREGA DE DIPLOMAS

Durante la jornada de la tarde de un soleado 20 de Diciembre se entregaron los diplomas de asistencia al Aula-Taller de Ajedrez en la Asociación de Alzheimer.


De izqda. a dcha.: Antonio Marín (Concejal de Educación del Ayto. de La Rinconada), Jaime Guerrero (CASJ y monitor del aula-taller de ajedrez), Andrés Reyes (uno de los alumnos del aula-taller), Joaquín Calzado (CASJ) y Berta (Pedagoga que trabaja con la Asociación de enfermos de Alzheimer).


Foto de grupo: Integrantes de la asociación de Alzheimer, Pedagoga de la Asociación, Concejal de Educación y , miembros del Club de Ajedrez San José.

Escribe Jaime:

Quizás haya sido hoy el día con más sentimientos encontrados pues, por un lado, estaba contento con la alegría que les daba el hecho de recibir un diploma pero, por otro lado, también sentía pena por  saber que se había acabado el taller (de momento).

Hoy, durante este acto de reconocimiento, ha habido de todo pero lo mejor ha sido ver a un grupo de chiquillos cantando villancicos en la Asociación animando a todos los presentes y principalmente a los protagonistas de este grupo maravilloso: los mayores con Alzheimer. Esa vitalidad de los peques que tanta falta les hace a los abuelos ha sido recibida de una manera muy emotiva.

También, hemos tenido la suerte de contar con la presencia hoy de parte fundamental del panorama mediático local gracias a representantes del “Toma Nota”, de la “Radio Rinconada” así como la figura del Concejal de Educación y Sanidad Don Antonio Marín representando al Ayuntamiento en este acto simbólico.

 Por parte del club: mi presencia y la valiosísima de Joaquín Calzado Manso, compañero del Club de Ajedrez San José con el que he conseguido llevar a cabo esta nueva andadura que esperemos sea la ‘primera parte’ y tenga continuación próximamente.

La entrega de diplomas ha sido divertida, con aplausos, risas y algunas palabras hermosas por parte de los abuelos que, como de costumbre, hacen que me emocione y consiguen que cada vez me sienta mejor desarrollando esta labor de ayuda a través del ajedrez.

Las fotos que nos hicimos inmortalizarán el momento y la experiencia vivida por cada uno de nosotros haciendo patente el hermanamiento entre la Asociación Alzheimer La Rinconada y el Club de Ajedrez San José, unidos para esta noble causa.

La parte más anecdótica y curiosa de la jornada ha venido luego, al acabar el acto, momento en el que  Joaquín y yo hemos tenido la oportunidad de compartir un rato con los abuelitos y los voluntarios de la Asociación. Aquí hemos podido comprobar de primera mano las ganas, la alegría y la vitalidad de nuestros mayores: nos han hablado de su vida, nos han cantado e incluso nos han bailado y contado chistes. Es digna de mención la fuerza de vida que transmiten personas que llevan a sus espaldas tanta experiencia y tantos pasajes dulces y amargos durante el largo recorrido de su vida.

Como en días anteriores, la pedagoga y las voluntarias han estado fabulosas con sus ánimos, su alegría, su atención, su dedicación. Es una labor espectacular y envidiable la que realizan.

La finalización de este primer taller no significa más que el comienzo del segundo con más ganas, si cabe, con ímpetu e ilusión.

Me llevo conmigo, de esta primera experiencia, la sensación de haber ayudado, la sonrisa de cada uno de los abuelos, el tesón y esfuerzo de voluntarias y pedagoga, me llevo las palabras de ellos y, sobre todo, me llevo el recuerdo de un grupo de amigos que luchan día a día dando ejemplo de perseverancia y dejando claro que no se rinden nunca.

 AGRADECIMIENTOS

Me gustaría agradecer desde aquí, a la ASOCIACIÓN ALZHEIMER LA RINCONADA por dejarme participar con este taller que tanta ilusión me hacía y que, ahora mirando atrás, tan maravillosa experiencia me ha brindado.

Gracias a “Sole” (presidenta de la Asociación) por su interés desde el primer momento.

Gracias a “Berta” (la pedagoga) por tanta ayuda prestada antes y durante el Aula-Taller y por sus charlas tremendamente didácticas al acabar las clases. Y reconocer su labor para con la Asociación desde aquí pues es increíblemente hermosa y desinteresada.

Gracias al resto de voluntari@s por hacerme sentir uno más, siempre atent@s, con una sonrisa y un gesto sensible.

Finalmente quiero dar las gracias a ‘mis abuelitos’  que me han enseñado mucho y me han aportado, quizás, la experiencia más bonita que he tenido en mi vida, la más intensa y en la que más emociones he sentido. Muchas gracias.

TODOS JUNTOS CONTRA ESTA TERRIBLE ENFERMEDAD.

 

Escribe Joaquín:

A pesar de considerarme un componente pasivo del Aula-Taller de Alzheimer desarrollado en esta Asociación debo reconocerme contento y alegre por la experiencia vivida por el Club de Ajedrez San José, al que pertenezco, en la persona de Jaime Guerrero como auténtico valedor de esta bonita colaboración y fruto de la cual ha surgido el interés no solo de los propios beneficiarios de la misma (los enfermos de Alzheimer) y de los integrantes de la Asociación (gestores y voluntari@s) sino también del propio Ayuntamiento con la presencia de su Concejal de Educación y Sanidad quien ha apoyado este tipo de iniciativas dejando patente que el Consistorio Rinconero ayudará y colaborará siempre que haga falta para el desarrollo de este tipo de actividades en favor de un colectivo necesitado como son los enfermos de Alzheimer de nuestra localidad.

Ha sido bonito emocionarse a lo largo de la lectura de este diario comprobando los sentimientos despertados en el fuero interno de este maravilloso chico que es Jaime al que lo que más importa es ayudar a los demás. Por ello traslado mis más sinceras felicitaciones por este trabajo tan interesante y verdaderamente solidario que es prestarse a enriquecer la vida de unas personas a las que no debemos olvidar nunca: nuestros abuelos, sobre todo cuando se ven en unas circunstancias tan duras como las de enfrentarse a esta terrible enfermedad.

El Alzheimer es otro de esos enemigos que nos podemos encontrar en el camino de nuestra vida y la realidad es que nadie está exento de ser abordado por sus devastadores efectos. Mientras esperamos soluciones de manos de nuestra avanzada tecnología y nuestros maravillosos científicos debemos considerar nuestra posición de ayuda hacia las personas necesitadas que lo sufren y debemos entender que cualquier tipo de iniciativa respecto de favorecer una travesía agradable a las personas que lo padecen es un signo de fortalecimiento de la sociedad en que vivimos, en la que no podemos dejarnos de lado los unos a los otros y menos a nuestros mayores.

Un saludo y un abrazo a todo el equipo de la Asociación, a Lola (socia del Club de Ajedrez San José y colaboradora en el Aula-Taller) y, en especial, a mi compañero de fatigas en el Club y "animador de los escaques" en la Asociación Alzheimer La Rinconada: Jaime Guerrero Genicio.

20 Diciembre 2011

DIA 5

Quizás haya sido esta clase la más tranquila de todas pero, como siempre, 'mis' abuelitos la han llenado de sentimientos, de alegría y de anécdotas graciosas.

Mencionar que el abuelo que la semana pasada faltó por estar ingresado ya está recuperado y de nuevo está jugando al ajedrez con nosotros. Esa fue la primera alegría del día: ver de nuevo a José Miguel entre nosotros con su sonrisa y sus chistes.

En esta ocasión solo he tenido dos alumnos, ambos en la primera fase de la enfermedad.

Mi intención para hoy era enseñar algunos mates básicos, en especial el de torre contra rey y dama contra rey. Pero cambié el curso de mi decisión por la presencia de José Miguel ya que aun no había jugado una partida y opté por hacerlo conjuntamente con los dos.

Como de costumbre ellos montaron el tablero y se quedaron mirándome para ver por donde comenzábamos.

Lo primero que hice fue preguntar a José Miguel como se encontraba y él me contestó: "Jaime, yo nunca podré esta bien”. La sinceridad y contundencia con la que me dijo esas palabras fue tremenda. Como de costumbre me quedé sin saber qué decir. Así que rápidamente cambié el discurso y le pregunté: “¿tienes ganas de jugar una partida de ajedrez?”. Su sonrisa fue inmediata y su contestación fue: “no he venido para otra cosa”. Estas palabras me llenaron de emoción, me subieron el ánimo y me motivaron, aún más, para afrontar el último tramo del taller de ajedrez de este año.

La partida empezó bien aunque es evidente que tenía que dedicar algo de tiempo en ayudar a recordar el tramo inicial donde las piezas deben seguir una cierta línea de juego organizada y con la idea de hacer movimientos que yo les explicaba como necesarios: el desarrollo de las piezas. Esto les costó poco y rápidamente se adaptaron al concepto de “apertura”.

Prácticamente el rato que estuvimos en el día de hoy jugando al ajedrez fue para ver esos movimientos iniciales y dado que la clase no dio para más establecimos continuar en la próxima ocasión con estas ideas básicas pues también ellos lo pidieron así.

Detrás de cada movimiento hay una ilusión, una sonrisa, un esfuerzo mental y, sobre todo, un ‘Jaque’… y el más importante de todos: al Alzheimer.
 

TODOS JUNTOS CONTRA ESTA TERRIBLE ENFERMEDAD.

Jaime Guerrero Genicio
05 Diciembre 2011


DIA 4

Hoy lo primero que me gustaría es desear una pronta recuperación  a José Miguel. Es uno de 'mis' abuelitos, que está ingresado con neumonía. Desde aquí te deseo estés pronto contándonos tus chistes y sobre todo jugando al ajedrez.

Hoy me enfrentaba a un nuevo problema, y es que hemos cambiado de sede y eso, a ellos, les pone un poco más nervioso. Aunque la verdad es que personalmente no he notado nada raro.

En la nueva sede, mucho más amplia que la anterior, he podido trabajar de una forma mucho más íntima pues he dado la clase en una habitación aparte. La pena es que hoy solo he tenido a dos de los cuatro que yo esperaba.

Mi intención para hoy era jugar una simultánea con los cuatro abuelitos pero como por desgracia solo han ido dos, he decidido que jugaran ambos juntos contra mí.

Yo sabía que tendría que ayudarlos puesto que les cuesta identificar las piezas y  acordarse de cómo mueven y, por supuesto, mi idea era que ellos ganaran la partida para motivarlos y sacarles una sonrisa, algo que ellos consiguen conmigo todos los días.

He jugado con negras, ellos con blancas. Cada vez que yo movía les iba explicando lo que tenían que hacer, intentando siempre que fueran ellos los que me dijeran que pieza debían que mover.

La partida transcurría con naturalidad pero, de pronto, uno de los dos me dijo:”me gustaría quedarme mejor con las cosas, pero esta maldita enfermedad no me deja, hace que me sienta inútil, con lo que yo he sido". En ese momento apenas pude contener la emoción: me parecieron unas palabras muy duras pues demuestran que son conscientes de lo que les pasa y eso debe resultar angustioso.

Después de este momento triste, decidí que debía de animar la clase así que dije: “aquí estamos para aprender, para ayudarnos y divertirnos y lo que no aprendamos hoy lo aprenderemos mañana, y juntos aprenderemos como se juega al ajedrez”.

El abuelito que se había dirigido antes a mí me dijo: “pues claro, haber que se ha creído esta puñetera enfermedad”. Esas palabras me llenaron de alegría, y no pude evitar estrecharle la mano y decirle “así se habla”.

La partida siguió muy bien: cada vez que ellos movían alternaba el turno de forma que cada movimiento lo hiciera siempre uno y que pensaran cosas diferentes.

Todo iba muy bien, hasta que uno de ellos me dijo: “me tengo que ir, quiero que acabe la clase, vivo muy lejos y no sé si mi hija sabe donde estoy. Yo creo que no”. A pesar de que lo intenté tranquilizar, con la ayuda del otro abuelo, noté que se ponía más nervioso y vi que sus manos empezaron a temblar un poco así que decidí llevarlo con la pedagoga para que se tranquilizara. Creo que esto se debió al hecho de encontrarnos en un aula aparte, por eso creo que la decisión de llevarlo con Berta fue la correcta.

Cuando volví con el único alumno que me quedaba hoy continuamos la partida de la misma forma en que la habíamos empezado: cuando yo movía les decía que pieza tenía que comer y le dejaba que pensara con cual pieza se tenía que comer la mía.

Llegamos a la posición que yo buscaba, en la que él tenía mate. Le pedí que me mirara  y le dije “con un movimiento de torre consigues hacerme jaque mate y ganas la partida”. No pudo evitar reírse y yo creo que hasta se puso nervioso. Miró el tablero, se quedó pensando, y me preguntó: “¿la torre podía mover las casillas que quisiera?”, yo moví la cabeza de forma afirmativa. Y, dudando un poco, movió la torre, aunque no a la casilla correcta. Pero cuando le dije que no la volvió a mover y, esta vez sí, me dio jaque mate.

Le felicité, y le dije: “y ahora como buen jugador nos damos la mano en señal de deportividad”. Al estrecharme la mano me miró a los ojos y me dijo: “jaque mate a esta enfermedad”. Ahí no pude aguantar y me emocioné, se me saltaron las lágrimas, el cuerpo y el corazón se me encogieron, pero  justo en ese momento llamaron a la puerta para decir que nos íbamos.

Él se fue como de costumbre dándome las buenas tardes. Yo me quedé secándome las lágrimas y recogiendo el tablero.

Cuando salí de la clase mis sensaciones eran contradictorias pues por un lado las palabras de este abuelo me habían elevado las ganas y la  ilusión. Pero por otro, me quedaba la sensación de tristeza por la enfermedad que tienen. Aun así, creo que hoy ha sido la clase más intensa de todas tanto por lo vivido como por lo sentido.

No sé si algún día podré agradecer a esta asociación la oportunidad que me están dando y que tanto me está gustando pero está claro que lo que estoy viviendo es único e imposible de explicar.

Quiero, desde aquí, dar las gracias a esta asociación. Pero, sobre todo, gracias  a estos abuelitos que tanto me están haciendo aprender.

 TODOS JUNTOS CONTRA ESTA TERRIBLE ENFERMEDAD.

Jaime Guerrero Genicio
28 Noviembre 2011

DIA 3

Lo cierto es que cada vez que subo las escaleras para llegar a la sede de esta asociación, los nervios aparecen, quizás por la duda de saber si se acordarán de lo que dimos en la clase anterior, o lo que es peor aún, si se acordarán de quién soy y que hago allí. Pero hoy un pensamiento ha fluido en mi cabeza, y era pensar que quizás lo que hoy es un simple taller de un club de ajedrez de un pueblo, dentro de unos años puede ser una terapia preventiva contra esta terrible enfermedad.

La llegada a la clase, como de costumbre ha sido fabulosa, con un recibimiento alegre, dando las buenas tardes todos al unísono, algo que te llena de alegría, pues los ves sonriendo a pesar de su enfermedad.

En el día de hoy he empezado con 4 alumnos, los dos de la semana pasada más otros dos que no asistieron.

He intentado no meter nada nuevo, y pasarme todo el tiempo repitiendo una y otra vez lo aprendido en la clase anterior. En parte para reforzar los nombres de las piezas y como mueven, y también para que los dos nuevos se enteraran de estos conceptos.

En el caso de uno de los nuevos, no ha podido ser, pues no conseguía que prestara atención y pronto se levantó para irse con otros compañeros que realizaban otras actividades. Mencionar que este hombre tiene la enfermedad muy avanzada y su capacidad de aprendizaje y atención están estancados.

El otro abuelo nuevo sí ha aguantado un poco más, pero pronto empezó a distraerse y cuando le preguntaba algo, solo sabía responderme: “vamos a ver cómo llego yo a mi casa, porque se me ha olvidado el camino, así que veremos a ver cómo lo hago”. Al poco tiempo llegó la hija y parece que se tranquilizó un poco, ahí volvió a prestar algo de atención, aunque no conseguía quedarse con los nombre de las piezas.

La clase de hoy ha consistido básicamente en que me dijeran el nombre de las piezas y como movían. Para ello, le pedía a cada uno que me dieran una pieza de un color, y cuando me la daban, se la ponía en medio del tablero y le preguntaba como movía esa pieza.

En líneas generales, los dos abuelos que estuvieron la semana pasada lo han hecho bien. Con algunos lapsus pero muy bien.

Para cambiar el ejercicio, quité todos los peones del tablero y puse tres en una posición en la que la pregunta era: “¿Qué peones se puede comer el alfil?, ¿qué peones se puede comer la Torre?, ¿qué peones se puede comer la Dama?”, es decir, dada una pieza había que solucionar qué peones podía capturar.

Este ejercicio si ha costado un poco más de trabajo, pero conforme lo hemos ido repitiendo, lo han ido haciendo mejor, además el hecho de comerse un peón parece que les ha motivado un poco, y prestaban aún más atención.

Cuando apenas quedaba 5 o 10 minutos de clase, entró un hombre nuevo que por lo visto le han diagnosticado la enfermedad hace poco tiempo y está en su etapa inicial. Me dijo que sí que sabe mover las piezas y ha estado muy atento a los ejercicios que hemos hecho, incluso me ha ayudado en algunas cosillas.

Cuando ya nos disponíamos a marcharnos y con las piezas ya recogidas, uno de ellos me ha pedido que le explique cómo mueve el caballo.

Yo, sin sacar pieza ninguna se lo he explica en el tablero, y para mi sorpresa lo han entendido perfectamente, incluso he observado como uno de ellos repetía mi explicación en el tablero una y otra vez.

Como casi todos los días ha habido una anécdota, en esta ocasión más que graciosa es bonita e interesante y demuestra que son capaces de retener algunos conceptos.

Como ya he dicho otras veces, son ellos los que montan las piezas al principio de la clase. Yo no me he dado cuenta, pero uno de ellos estaba montando las piezas negras donde deberían ir las blancas (por aquello de la numeración del tablero). La anécdota viene cuando observo que ha cambiado el rey y la reina de posición para que coincida la dama negra en la casilla negra, y el rey negro en la casilla blanca. Cuando me doy cuenta le pregunto por qué ha puesto el rey y la reina así, a lo que me contesta: “porque tu dijiste el otro día que el rey iba en la casilla diferente a su color, ¿está mal puesto?”.

Yo no podía creerme que se acordara de algo que a priori parece un dato complicado de recordar y que mencioné en la primera clase, así que evidentemente le he dicho que estaba genial y lo he felicitado por lo bien que lo había hecho.

Puedo decir que, independientemente de mi motivación, esta anécdota me ha subido la moral enormemente y que pequeñas curiosidades como ésta hacen que tu trabajo tome valor.

Quizás ellos no sean conscientes de lo feliz que me hacen con su atención y sus preguntas sobre cosas nuevas o quizás yo no alcance a comprender lo bien que ellos se sienten haciendo algo nuevo pero lo que está claro es que aquí ambas partes estamos saliendo beneficiados.

Yo solo por compartir un ratillo con ellos y conseguir una sonrisa de ellos me siento un privilegiado lleno alegría ya que ellos son el motivo que hace que cada día que subo las escaleras esa la sensación de alegría oculte los nervios.

 TODOS JUNTOS CONTRA ESTA TERRIBLE ENFERMEDAD.

Jaime Guerrero Genicio
21 Noviembre 2011

DÍA 2

Mi segundo día con la asociación de Alzheimer la Rinconada fue igual de emocionante y en los momentos antes de entrar en el aula, mis nervios estaban igual que el primer día, aunque la ilusión no era igual, era superior.

Cuando llegué a la clase tuve que esperar porque estaban haciendo otros ejercicios, pero la sensación de cuando me vieron fue muy agradable, de momento me relacionaron y querían jugar al ajedrez, eso es algo que desde el principio me motivó. Al acabar las tareas que estaban haciendo, Berta, la pedagoga, me dice que en esta ocasión trabajaría solo con dos abuelos, los dos que están en la primera fase de la enfermedad.

Sentados los tres en una pequeña mesa, son los mismos abuelos los que montan los tableros y sus piezas perfectamente, no sin mirarme y preguntarme si lo habían hecho bien.

Hago un repaso de lo dado en la clase anterior para ver si se acuerdan de los nombres de las piezas y de los conceptos de columna, fila y diagonal, ante mi sorpresa, se acuerdan aunque hay que mencionar que lo único que les costó más trabajo, fue acordarse del concepto de diagonal, y reconocer el ALFIL.

Una vez repasado esto, empiezo diciendo que vamos a ver como mueven las piezas, y les digo que íbamos a empezar por el REY.

En esta ocasión no pude contar con la valiosa ayuda de la pedagoga, así que fui consciente de que tenía que hacerlo lo más parecido a los métodos que en la primera clase observé que Berta utilizaba.

Para empezar a explicar el movimiento del rey les pido a ambos abuelos que me den cada uno un rey, y sin ningún tipo de problemas ellos cogen un rey cada uno y me lo ponen en el centro del tablero.

Les explico que el rey mueve de una casilla a otra contigua ya sea hacia adelante, hacia detrás, a la derecha, a la izquierda o en diagonal. Ambos asienten y parecen entenderlo perfectamente.

Aprovecho para hacer unos ejercicios de repetición con la ayuda del tablero y los dos reyes en el centro y les voy pidiendo a cada uno que muevan el rey blanco o negro las casillas que yo les diga en una dirección dada. Parece que no les cuesta trabajo y me decido entonces a complicar un poquito el ejercicio: les pido que muevan cada rey a una casilla de color distinto a la del rey, es decir, que el rey negro discurra por las casillas blancas y el rey blanco transite pr las negras. Ambos lo hacen correctamente.

Cambiamos de pieza, y les pido que me den la torre, y ambos me la dan perfectamente. En esta ocasión a uno de ellos sí que le cuesta un poco más reconocerla.

Les explico que la torre mueve en línea recta las casillas que quiera, hacia delante, hacia detrás, a la izquierda y a la derecha. Y lo entienden perfectamente.

Hacemos ejercicios con la torre, y después con la torre y el rey, ambos ejercicios son resueltos por los dos abuelos de forma satisfactoria, aunque cuando ponemos más de una pieza, se confunden un poco, pero resuelven los ejercicios que les voy poniendo.

A continuación, les pido que me den los alfiles y aquí surge una diferencia: uno de los abuelos lo reconoce perfectamente, pero al otro le cuesta mucho reconocerlo y lo confunde con la DAMA.

Una vez reconocido por parte de los dos la pieza “Alfil” explico el movimiento del mismo diciendo que éste mueve en diagonal. Me dicen que es muy fácil, así que empezamos con los ejercicios, pero con la peculiaridad de que cuando llevamos un ratillo trabajando con las piezas que habíamos visto esta tarde, uno de ellos coge una dama y me dice “y esta como mueve” a lo que el otro abuelo continúa “eso, como mueve la mujer del rey”.

Aunque no entraba en mis planes para el esta clase, les digo que la dama mueve en todas las direcciones, hacia delante, hacia detrás, a la derecha, a la izquierda, y en diagonal, todas las casillas que se quiera. Noto en sus cara una leve sonrisa, desconozco el motivo, pero en ese momento, un abuelo me dice, “esta es la unión de todas las piezas de antes ¿no?”, sinceramente esas palabras me dejan totalmente sorprendido, no me esperaba esa reflexión, así que digo que sí y les felicito por lo bien que se estaba dando la clase.

Desde ese momento, la clase se dedica únicamente a hacer ejercicios con las piezas que hemos aprendido a mover, y la verdad, es que con algunos lapsus, ambos reconocen y mueven las piezas de forma aceptable.

Esta clase duró 30 minutos. Fue fácil, porque ellos prestaban atención y mostraban interés. Además aprendieron rápido los conceptos que les dije, y ellos mismos iban poniendo el toque de humor que se impuso en toda la jornada.

Como anécdota, mencionar que cuando la pedagoga dijo que era la hora de irse, uno de los abuelos que estaban conmigo le dijo: “nosotros no nos podemos ir, que tenemos que jugar al ajedrez, después nos vamos solos ó que nos recojan mas tarde” esa frase me animó y me llena todavía más de fuerza y ganas para dar la próxima clase del próximo lunes.

 TODOS JUNTOS CONTRA ESTA TERRIBLE ENFERMEDAD.

Jaime Guerrero Genicio
14 Noviembre 2011

Día 1: primera clase

A pesar de que los nervios me asaltaban y las horas antes a esa primera clase no paraba de pensar cómo iba a salir todo, subí las escaleras, en dirección al aula, con la confianza de saber que este pequeño taller iba a ayudar a estas personas que sufren esta terrible enfermedad, y que pasara lo que pasara la experiencia que iba a vivir durante este primer día iba a ser increíble.

Sentados todos alrededor de una mesa y con la presencia de dos tableros de ajedrez, lo primero que hago es presentarme y decir que es lo que vamos a hacer durante los próximos minutos.


Algunas personas pueden identificar el juego. Pero son las que menos: la mayoría no lo conocen o lo asocian al juego de las damas.

Con la grandiosa ayuda de Berta (la pedagoga del grupo) y los voluntarios presentes hago una primera explicación del tablero de ajedrez: número de casillas, colores y números de casillas de cada color.

Dicho esto, es la pedagoga Berta, quien hace un ejercicio de repetición con las personas, tanto a nivel colectivo como a nivel individual.

A pesar de que tan solo hacía minutos que lo había dicho, son varios los que no consiguen acordarse de algunas de los datos expuestos, aunque la mayoría, y tras varias repeticiones por parte de Berta, acaban diciendo, de forma más que aceptable, lo que yo había explicado.

En todo momento se ha mantenido un ambiente agradable, donde las risas y anécdotas estuvieron presentes.

En la segunda parte de mi explicación he explicado lo que son las columnas, las filas y las diagonales.


Quizás esto era demasiado difícil pues hay que explicar 3 conceptos geométricos pero, como durante toda la clase, Berta se armó de paciencia y tiró de experiencia para “hacer comprender”.

Lo primero que expliqué fue “la columna” de la que dije textualmente: “la forman las casillas rectas que van desde donde están nuestras piezas hasta donde están las del rival”. Aquí Berta me paró e hizo a todos (uno por uno) señalar las columnas en los tableros de ajedrez. Al igual que antes, a algunos les costó más trabajo pero gracias a las varias repeticiones de Berta, al final todos captaron lo explicado.

El segundo concepto fue el de “fila” de la que dije textualmente: “la forman las casillas rectas que van de derecha a izquierda o de izquierda a derecha”. Nuevamente es Berta la que repite varias veces lo que es la fila y consigue afianzar este concepto.

Finalmente, mencioné la “diagonal”, de la que dije textualmente: “son las casillas juntas del mismo color”. Y otra vez Berta vuelve a repetir llevando su explicación al tablero.

Una vez acabadas las repeticiones sobre diagonales, Berta vuelve al principio y hace un rápido repaso por todo lo que he explicado, y vuelve a preguntar para recordarles los conceptos que habíamos estudiados.

El tablero ha sido la herramienta y el objeto de mis explicaciones y de las de Berta. Y el tablero es el eje fundamental del desarrollo del juego del ajedrez: el campo de batalla. Como el caballo de batalla contra la pérdida de memoria y el Alzheimer es la repetición y la asociación de conceptos.

Tras estas explicaciones, pasamos a ver los nombres de las piezas como un ejercicio más de “presentación” en este primer día de ‘Aula de Ajedrez’.


Quedé sorprendido por el ritmo que tomaba la clase y la cantidad de cosas que podíamos ver en el día de hoy. De este modo, nombré todas las piezas: Rey, Reina o Dama, Alfil, Caballo, Torre, Peón.

Como en los puntos anteriores, es Berta la que se ocupa de hacer los ejercicios de repetición para el aprendizaje por parte de los alumnos.

He procurado explicar el nombre de las piezas lo mejor posible, intentado hacerlo de forma asociativa entre lo que representa cada pieza, la forma de la pieza en sí y su propio nombre. Por ejemplo: el rey es el que lleva la cruz arriba, la dama es la mujer de rey, el alfil es el guardaespaldas de los reyes y se identifica por la 'bolita chiquitita' que tiene arriba, el caballo ha sido la pieza más fácil, pues su forma permite identificarlo rápidamente, la torre al igual que el caballo permite identificarlo fácilmente por su forma y, el peón, que por ser el más pequeño también les ha resultado bastante fácil.

Destaco que cada vez que sumaba una pieza más para que se familiarizaran con ellas, Berta hacía un ejercicio individual y rápido y después repasaba también de forma individual cada una de las piezas que componen el juego del ajedrez.

Después de un último repaso de todas las piezas, Berta me pide que enseñe el movimiento del peón.

Para no complicar mucho la explicación, y para no dificultar mucho, digo textualmente “el peón mueve de una en una, siempre para adelante”.

A partir de aquí, Berta expone unos ejercicios solo con los peones. En estos ejercicios se ponen todos los peones en primera fila y en la última, y se les va pidiendo a cada alumno que mueva el peón que ella dice o la cantidad de peones que ella dice.

Con este ejercicio ha concluido la clase de hoy que ha durado 40 minutos más o menos, bastantes más de los 15 que Berta y yo creímos suficientes para que no se cansaran.

En líneas generales, puedo decir que estoy satisfecho de este primer día y que he notado bastante interés por parte de los alumnos y que en ningún momento he visto síntomas de aburrimiento.

Personalmente, creo que el hecho de que estuviéramos haciendo cosas nuevas hacía que existiera una gran atención por su parte. Quizás también el hecho de la variedad de piezas y sus formas así como la curiosidad de tratarse de un juego.

 TODOS JUNTOS CONTRA ESTA TERRIBLE ENFERMEDAD.

Jaime Guerrero Genicio
07 Noviembre 2011